La luz natural y la orientación de la habitación juegan un papel fundamental en la percepción del color. Aquí te mostramos cómo ajustar los tonos según las condiciones de luz:
• Habitaciones orientadas al norte: La luz natural en estas estancias es fría y gris. Para contrarrestar esa sensación, los colores cálidos como los beige, naranjas suaves o terracotas aportan calidez y confort al ambiente. Si prefieres mantener la frescura, opta por tonos neutros o fríos que resalten la serenidad del espacio.
• Habitaciones orientadas al sur: La luz tiende a ser amarillenta, lo que genera un ambiente cálido. Para equilibrar esta calidez, los tonos fríos como los grises suaves o azules ayudan a refrescar el espacio, aportando una atmósfera equilibrada y fresca.
• Luz blanca vs. luz amarilla: Ten en cuenta que la luz blanca muestra los colores de manera más precisa, mientras que la luz amarilla les otorga un tono más cálido. Te recomendamos probar los colores antes de aplicarlos para ver cómo se comportan con la luz de tu hogar.